No me quejo. Nunca me empujaste fuera de tu vida, pero aunque yo no sea muy inteligente, puedo presentir y notar lo que pasa a mi alrededor.
Abrazarte es notar que no estás ahí, y es algo que he soportado durante un tiempo. No soy capaz de soportarlo más. Te pido que no quedemos como
enemigos. No tenemos tampoco por qué quedar como
amigos. Tal vez yo aún
te quiera, pero no vale la pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario